Días sin horas

domingo, diciembre 25, 2005
 
Navidad.

Noche amada que rehacías con dulzura mis sueños. Ella se ha ido, pero dice que me ve, o tal vez no sea a mi. No me importa ya. Ahora sólo sonrío. Ahora ya no busco nada. Otra vez solo en mi camino, pegando patadas a las piedras, buscando florecillas. Entonces, ¿ de qué escribo ahora?. Podría generar otros mil cuentos, pero para qué, necesito a alguien que me acompañe en ellos, que disfrute de hundir los dedos en la arena de una playa que no existe. Supongo que al fin y al cabo, todo ha salido como tú dijiste; ya no duele, pero flota entre mis pensamientos. Y creo que así está bien. Me siento como en el final de una película que acaba medio bien, los protagonistas se separan pero con una sonrisa en la cara. Espero que ahora estés sonriendo. Mira al frente como siempre, y sueña que coges el horizonte; así, si lo persigues, llegarás muy lejos. No cogerás el horizonte, pero habrás hecho un camino que nadie más habrá hecho. No sé si te estoy hablando a ti o a mi, pero bueno, quizá me tenga que hacer caso a mi mismo más a menudo.



Sigueme por RSS