Días sin horas

jueves, mayo 03, 2007
 
Cuando la última gota se suicida desde la hoja de menta, explota en el suelo el reflejo de la luz blanca y transparente del sol.

Y el suelo se llena de cristales que recomponen las colores y dejan estelas que no se habían podido imaginar nunca, es tan sencillo que nadie puede pensarlo sin verlo.

Clavada en una roca, esta ella mirando las gotas y las hojas. Es divertido y relajante ver como se pierde tu propia mirada entre las transparencias, colores y demás abstracciones.

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