Días sin horas

jueves, noviembre 11, 2004
 
Sangre en el desierto

Y encontrarás sangre en las piedras,
y decepciones de quien no las lanzó.
Con hierro y polvora les mataron,
pero los otros callaban.

Y se volvía carmesí el sol,
amanecían rayos granate;
y de verde se veía espectante.
Espectáculo a un color.

Y la sangre corría,
y ahora también el oro negro.
¿Por eso tanto esmero?
Tu dios, su dios, llorar quería.

Y se acabó, dijeron,
¿quién dice cuando se acaba?
no hay guerra amada,
pero nadie quiere ser prisionero.



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