- ¿Muchas preguntas?
- Quizá no muchas. Pero algunas muy fuertes, desorientan.
- No intentes comprender aquello que no está hecho para que lo comprendas.
- Lo sé, pero es inevitable preguntar qué será lo que viene, y si lo que ha sucedido ha servido para algo. Durante un tiempo de tu vida te rebelas contra esta idea, posteriormente intentas negociarlo, a esto le sigue la depresión, luego la aceptación y resignación. Es más grande de lo que podemos comprender, pero nacemos con ello.
- No te preocupes, todas tus reflexiones han sido hechas ya. Aunque te lo explicara no entenderías de qué va todo esto. No puedes tener conocimiento de aquello que no has tenido experiencia. Incluso muchas cosas de las que has tenido experiencia te han pasado desapercibidas porque tus sentidos no las han captado. No te digo que te resignes, con un poco de paciencia te sobrará.
- Si voy a conocer qué es lo que viene ahora, implica que hay algo y que seré partícipe de ello. Seré consciente. Una eternidad, un infinito.
- Tus conceptos son erróneos, ya que no existirá la conciencia o la inconsciencia, ni el ahora ni el después, ni el aquí ni el allá. Tampoco es el comienzo de nada, simplemente no es. Es como la percepción que tienes de tus recuerdos, jamás estarás seguro de si has vivido algo que recuerdas, ya que sólo eres consciente del presente. ¿Quién te puede asegurar que todo lo que recuerdas lo has vivido? A partir de ahora las cosas serán, para ti, como los recuerdos que tienes.
- Entonces, ¿no tendré presente? ¿no tendré sensaciones?.
- No. Pero no te angusties, la eternidad no será una carga, ni el infinito. Ya te he dicho que tú no tendrás ni espacio ni tiempo. Intenta imaginar una sola dimensión.
- No te imaginaba así, ni imaginaba que tuviera este momento entre momentos. Es agradable reflexionar sobre todo lo que he hecho, no me arrepiento de nada. Supongo que este era mi objetivo.
- Esto es la felicidad.
- Llega tarde, ¿no?
- Ya te he dicho que ya no existe el tiempo. Vamos.