Deja de esperar palabras,
¿se te olvidó escuchar mi silencio?.
Espera a la sombra del pino
los susurros al oido,
esos que no importa lo que digan,
esos que del los que sólo importa el soplido suave,
esos que acaban con el roce del labio en la oreja.
Deshaz cicatrices
porque cuando vuelvas
no habrán personas,
sino recuerdos.
Una ciudad llena de recuerdos,
verdades a mitad.