Días sin horas

domingo, agosto 20, 2006
 
Diez minutos meciendo farolas en el asiento del copiloto.
Diez minutos hundidos entre sus muslos.
Diez minutos sin piel en la espalda.
Diez minutos con los dedos entrelazados.
Diez minutos de contar que sólo quedan nueve.
Diez minutos de no saber qué quedan nueve.
Diez minutos abrazados besándose en la clavícula.
Diez minutos de gotas contra la ventana.
Diez minutos de sabor a su lengua.
Un minuto de no poder surcar sus caderas.



Sigueme por RSS