Estoy buscando la palabra que me deje entrar bajo el párpado de tus ojos. Estoy buscando melodías, de Silvio, para tener como llamarte. Quién fuera él, quien fuera tu trovador.
Buscando entre las fisuras de tu muro para ver qué piensas de mí, para colar mi dedo y rozarte el pelo. Acurrucado en días de lluvia que me remiten a mi almohada que añora tus labios sobre ella.
Y recuerdo la arcilla entre mis manos, y mis dedos deslizándose para darle forma y dibujar cualquier cosa. Arcilla de cuento, cuento de la hora que nunca brilla. Debes amar tu arcilla hasta la locura.