Y renacen sus ojos verdes del fondo de la ventana que murió de pena. Sin quererlo se han ido llenando de agua y ahora lloran ese agua estancada. Clavado en el centro de la retina amanece un alfiler, el que tantas veces me ha punzado los labios. Si el secreto de la desolación es la inexistencia de ilusión, los ojos que te envuelven se vuelven ilusión ( óptica, claro).