(transcripción de mi cuaderno)
31-08-2006
Mojácar
Te amo, luego existes.
Aunque no pueda tocarte,
aunque no quieras besarme.
Te amo, luego existes.
Mis manos huelen a heliotropo,
como aquella, única, vez
que me dejaste acariciarte el pelo.
Te amo, luego existes.
Ya no necesito que me digas que sí para escribirte.
Ya no necesito que me quieras para reconstruir tus caricias entre el sueño y la vigilia.
Acércate y apoya tu espalda en mi pecho,
déjame que vuelva buscar tus orejas
entre tu pelo, con mis labios.
Qué ausente es la noche de verano en soledad.
Ensoñado, acaricio tu vientre helado.