Días sin horas

domingo, octubre 15, 2006
 
Si decides compartir la almohada caes en el inevitable aislamiento del mundo, contra el que eres capaz de conspirar en ese pequeño espacio de privacidad en el que parece que hay una tendencia a contar secretos para interesar y para que el otro siga escuchándote. Secreto, una palabra que debería ser una adjetivo más que un sustantivo, un secreto es cualquier cosa que se omite, no es algo en concreto, sólo una característica, que muy probablemente deje de serlo. Cuando dices "no lo cuentes, es un secreto", ya estás violando su propia naturaleza. Y en esa almohada que empapa los sudores de sueños y pesadillas conjuntas y adjuntas, van cayendo los secretos que nos encadenaran por haberlos contado, por la precipitada cascada de palabras, cuando quieres tanto que ya no sabes que más decir. Y, bien se sabe, que eso no muere en la almohada, porque hay más almohadas para tí y para quien te escucha, con la que compartirse los secretos, ya desvirtuados de su adjetividad.

Comments:
Depende hasta dónde quieras guardarlo, desde ya que al contarlo deja de ser secreto, y puede o no, viajar de almohada en almohada... hay cosas, que inevitablemente, deben morir en uno o de lo contrario un día cualquiera te invade la puta consciencia de saber que aquello que era tuyo ahora es una voz en el viento.
 
(La cita no es mía). Las lágrimas son un río que nos lleva a alguna parte (...) Para transformar la tragedia en un drmaa heroico hay que revelar el secreto, confesárselo a alguien, escribir otro final (...) Tales enseñanzas están integradas a partes iguales por dolor y sabiduría. El hecho de haberlo superado es un triunfo del profundo espíritu salvaje.

Cualquiera que haya guardado un secreto en su propio perjuicio permanece enterrado en la vergüenza.

Todo el miundo elige mal las palabras o los hechos porque no sabe hacer otra cosa e ignora cuáles serán las consecuencias. nada es imperdonable en este planeta o en el universo. Nada. ¡No! Dices tú, eso que hice es totalmente imperdonable. He dicho que nada que un ser humano haya hecho, esté haciendo o pueda hacer en el futuro es imperdonable. Nada.

Además, tal como dijo Jung, guardar los secretos nos separa del inconsciente. Dondequiera que haya un secreto siempre hay una zona muerta en la psique.

(...) Ciertos dolores y daños nunca pueden dejarse de llorar (...)Cuando un secreto no se cuenta a nadie, el dolor persiste durante toda su vida. La ocltación de los secretos constituye un obstáculo para la higiene de la psique y del espíritu (...) Contar (los secretos) y sufrir por su causa nos ayuda a resucitar la zona muerta y nos permite dejar a nuestra espalda el dolor.

Clarisa Pinkola Estés.
Mujeres que corren con los lobos.
 
algunos caminos son el silencio, no tienes por qué hablar porque, como dice el refrán: somos esclavos de lo que decimos y dueños de lo que callamos...
 
Vaya, así que aquí estabas... Era un secreto? No, ya sé que lo dijiste antes de irte sin títulos, pero como parece que este blog no tiene rss te he perdido hasta ahora.

El problema con muchos pensamientos, ideas y sentimientos es que ni siquiera los consideramos secretos. Intimidad decimos. Ahí residen los verdaderos secretos que van en contra de nuestra higiene mental y sentimental. Debía ser un tipo listo ese Jung... Él lo ha predicado; pero un servidor lo ha practicado. Violar las reglas no escritas de la propia intimidad, y no sólo compartiendo una almohada. Uno viaja más ligero sin secretos, sin dejar que "la intimidad" acabe devorando todo tu mundo. Compartir, expresarse, abrirse, mostrarse... Creo que es así como lo llaman. Demasiadas palabras para explicar algo que debería ser tan natural como andar, por qué será...
 
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