Hoy dónde estás. Leyéndome te he encontrado, sin querer casi, por inercia o por lo contrario. Velas, esperanza,... No sé qué hago escribiendo, la verdad es que no me apetece, no tengo nada que decir. Sin embargo sigue ardiendo la esperanza que ya no puedo comparar con una vela o con una luna, con nada, es algo que se desliza debajo de mi piel y asoma de vez en cuando a recordarte. Eso es todo, y luego vuelve a su estado latente. Y ahora me voy, y no hay rotura con nada, porque no hay nada con lo que romper. Sólo es eso, nada, nada tintada de colores, nada que huele a tus cenizas.
Nada, siempre nada.