Días sin horas

sábado, marzo 03, 2007
 
Oyes el traqueteo del tren, los pasos homogéneos de sus ruedas. El miedo trepa por tu espina dorsal, derramándose por tus músculos la tensión de lo desconocido. Es el tiempo que marca su propio ritmo, que persigue tus tobillos, que te susurra al oído que te cogerá.
Pero sigue caminando, no temas la guadaña que suspira sobre tu nuca, que no sea su espada herrumbrosa el fin de tus ilusiones. No haya desesperación en tus palabras ni en tus gestos, porque caerá el puño sobre tu abdomen.

Comments:
Si hay algo que no podemos detener es al tiempo... En fin, bonitas palabras amigo :)
 
Damocles y su puta espada...

Cuídate chico.
 
genial el relato, enhorabuena
saludos
 
Publicar un comentario


Sigueme por RSS