Sus pasos por la acera suenan a guitarras mestizas, talones a contratiempo.
Faldas con volantes de colores que giran y deforman el pavimento. Colores de raíces que se han mezclado con su caer desenfadado y reivindicativo.
Acento con letras caídas y pasiones levantadas. Envolvente en su sonoridad flamenca.
Caderas que rechazan la homogeneidad de la cal de las paredes. A mí me sabe a besos deslizándose por unos muslos de arena.