Días sin horas

jueves, mayo 28, 2009
 
Cuerdas que estiran, cuerdas que tensan, que se enredan. ¿Cuándo las palabras dejan de adquirir el sentido ordinario y se tiñen del suave color del deseo?
¿Querrá decir? No, probablemente, no. Pero seguimos tensando la cuerda, estirándola, a ver hasta dónde llega. No va de amaneceres, ni atardeceres. No es la necesidad de compartir un sofá de lectura en la tarde de Domingo. Es algo más sigiloso que se va construyendo dentro de cada uno y que transforma en espera cada momento. ¿Me dirá algo?
Burbujas de esperanza, tontas y juguetonas.

Mañana post serio. He leído el último, es una basura, pero bueno, ando experimentando.



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