Días sin horas

martes, enero 31, 2012
 
Deben ser tus grandes ojos negros y tu mirada divertida. Tus sonrisas huidizas y un poco socarronas, que evitan la profundidad del metaenamoramiento, desdibujan los perfiles de las emociones. Emociones que se quedan flotando sin condensarse y sin doler.

Debe ser porque te ríes si te hablo de tu piel, si te susurro, o si busco entre los pliegues de tu blusa.

Será, será, que aun así buscas mis manos, y, a veces mis labios, y, aun sin abrazos, me rodeas y me aprietas. No puedo decirte que me encanta que me aprietes en abrazos, sentir que la sangre bombea más fuerte intentando escaparse de la presión, dejando en mi cuerpo una enorme sensación de bien estar.



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