Días sin horas

martes, agosto 08, 2006
 

Reatardece una vez más, el sol empieza a desbarrar en colores sin abandonar el mapa de mis rincones. Y mientras tanto, yo volviendo a tallar maderas de sensatez. Viviendo con intensidad cualquier momento o sensación, se hace más fácil comprar parcelas de cielo a las nubes. Otra vez reconstruyéndome, y muchas más que me queden. Seguiré esperando a que vengan las nubes para que empiece a llover, seguiré esperando a enhebrar hojas secas en hilos de sutura, seguiré esperando a que el otoño llegue.

Enfundándome de nuevo los ojos, mis ojos; reabriendo los brazos y las manos; recubriendo mi esqueleto de músculos y piel.

Tensando los dedos para incrementar la sensibilidad de las yemas de los dedos, y recorrerme la cara para reconocerme y rebautizarme como lo que quiero ser.


Comments:
Mala puta, no escribas tanto, tan bueno y tan de contínuo porque me quedo sin comentarios... a ver... me he pasado con las cervezas, son las once y media y la noche se ha estrellado contra mis ansias de control, con esto, querido, quiero hacerte creer que no soy responsable de lo que voy a decir, que lo creas, o no, que lo quieras creer, o no, es cosa tuya.

Te lo resumo.

Una casa se planea, se cimienta, se edifica, pasan los años, aparecen grietas y se va a tomar por el culo... sobre ese solar se planea otra casa, se vuelve a cimentar, se vuelve a edificar, vuelven a pasar los años, y, otra vez, al carajo.

La vida va de lo mismo, pinta de un color llamativo cada casa que levantes, sacales fotos y atesora los momentos,porque, amigo, tan cierto como que hay Dios, las casas se irán, una a una al suelo.
 
Amigo y compañero, lo sé. Pasada la rabia inicial, se me esboza una sonrisa al ver que otra casa ha pasado por mi vida. Otra casa de colores, otra casa preciosa y perfecta. Sin embargo sigue siendo otra, que caerá, y se reconstruirá, quizá con mismo nombre, quizá con otro nombre... Pero si de arquitectos hemos muerto, de grandes casas disfrutaremos.
La muerte que llega con cada casa insufla un nuevo aire de volver a construir otra. Si bien el cielo quiere tirarnos, le abrazaremos tan fuerte que no le quede otro camino que regalarnos el sol.

Después de tantos años siguen los corazones encerrados en almas de niño. Por muchos años.
 
Publicar un comentario


Sigueme por RSS