Y sigues mirando a la luna, su reflejo en tus pupilas, sus pupilas indefinidas entre las manchas de su cara. Selene.
Y sigues buscando a ese hombre que te dijeron que vivía en la luna. Pero, ¿alguna vez lo has visto? ¿alguna vez te ha sonreído?. Y aun crees que va tejiendo alegrías y te las deja caer a través de la luz de las estrellas. Y crees que es él, y sólo él, el que puede hacerte soñar con un cuento, el que descompuso los rayos del sol para mostrarte el otro lado de la luna, el que no tiene cara.
¿ Cuántas veces has visto sus huellas en las noches de luna llena? ¿Cuántas veces crees que ha sido él el que ha pintado la luna de naranja para que creas que es un atardecer? Sus guiños son platónicos como su amor; ¿sabes? Un amor platónico es aquel por el que amamos lo que se nos niega. Sí, como la luna.
Mira esta noche, quizá sea hoy el día que encuentres al hombre que vive en la luna.