Días sin horas

lunes, noviembre 06, 2006
 
La soledad que oprime, que se reconstruye como un fantasma, que no deja ver lo que pueda suceder más allá de sus sábanas negras. De noche en la noche, que aprieta pero no abraza, sólo desgarra los dedos que se cogen a la luz. En el ocaso de algo, que sólo es esperanza de otro albor, yo me estoy muriendo por trozos. Hundiendo en la intensa oscuridad mi alma que grita desconsolada sola entre demasiados ojos que no miran.

Comments:
Joder creo que haber estado ahí...


La soledad es una amante maldita y además es posesiva... tiene la mala costumbre de invadirlo todo...
 
Se pega a tus huesos y absorbe la médula.
 
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