Días sin horas

lunes, octubre 30, 2006
 
Cuando caían los postigos de la noche para abrazar al sol, quedó en el aire la esencia de que no había mucho más que hacer. No me gusta esa esencia, huele a naftalina, a abrigo enterrado muchos veranos atrás. La confusión de lo perdido en el espacio o en el tiempo, si es que pueden ser cosas distintas. Una huida a lomos de la inspiración que trajo la no-palabra, cerrojazo a la luna y empezar a cerrar los ojos antes de dormir.
Dulce ebriedad la de la gota de sangre sobre el labio ajeno, seca antes de poder ver una mirada.
Naftalina, no hay mucho más que hacer.

(11) comments

viernes, octubre 27, 2006
 
Ya muerto de rabia, no tanto porque no hubiera posibilidades como el que ella no las viera, cogí un papel de mi cuaderno, lo arranqué y se lo di, escribiendo: el día que me muera es el día que limite el "simpre" de "siempre te querré".
Las cosas cambian,

(2) comments

domingo, octubre 22, 2006
 
Parece difícil recuperar la sobriedad de lo normal con el ojo nacarado de hinchazón, pero basta con mirar hacia abajo, literalmente, de vez en cuando para recuperar la forma de los contornos y perfiles. Supongo que, curiosamente, sigue un patrón similar a lo que pueda ser un alma amante. Hinchazón nacarado tras el exceso, luego miras abajo y parece más sencillo.
Esto me recuerda a la forma de afrontar la muerte:
- Negación ( esto no me está pasando a mí)
- Ira ( no dejaré que me pase)
- Negociación ( Dios, si me dejas vivir creeré en ti)
- Depresión ( No hay nada que hacer)
- Aceptación ( Sucede)

Puede ser algo excesivo para un orzuelo pero se me ha estropeado el ordenador.
Ya he aceptado mi orzuelo, pero aun no se va. Espero que él se vaya antes que yo.

(1) comments

domingo, octubre 15, 2006
 
Si decides compartir la almohada caes en el inevitable aislamiento del mundo, contra el que eres capaz de conspirar en ese pequeño espacio de privacidad en el que parece que hay una tendencia a contar secretos para interesar y para que el otro siga escuchándote. Secreto, una palabra que debería ser una adjetivo más que un sustantivo, un secreto es cualquier cosa que se omite, no es algo en concreto, sólo una característica, que muy probablemente deje de serlo. Cuando dices "no lo cuentes, es un secreto", ya estás violando su propia naturaleza. Y en esa almohada que empapa los sudores de sueños y pesadillas conjuntas y adjuntas, van cayendo los secretos que nos encadenaran por haberlos contado, por la precipitada cascada de palabras, cuando quieres tanto que ya no sabes que más decir. Y, bien se sabe, que eso no muere en la almohada, porque hay más almohadas para tí y para quien te escucha, con la que compartirse los secretos, ya desvirtuados de su adjetividad.

(4) comments

miércoles, octubre 11, 2006
 
Le aterraba la idea de ser producto del azar. Un susurro que podía no haber sido susurrado, que fue chispa de noviazgo y condición de su nacimiento.
Decidió suicidarse, todos hacemos cosas por probar, porque no las hemos hecho antes. Él nunca se había matado antes. Quizá pensó que si no le gustaba no lo volvería a hacer.

(1) comments

lunes, octubre 09, 2006
 
El aire no huele a perfume,
es inoloro y transparente,
dejando vacias, al relente,
mis manos, que lo asumen.

Quiebran siempre en verso
las más ideas meridianas,
sobre el vaho de la ventana,
obviando el frío universo.

(5) comments



Sigueme por RSS