Levitaba confortablemente sobre el ir y venir de las notas. Intuía el siguiente compás aunque lo conocía de sobra; pero un músico nunca está seguro de lo que trae el siguiente segundo. El arrullo de los vientos daban a la melodía una sensualidad especial, y el sentía cómo iba con su bajo construyendo el puente de la canción por el que los demás podrían caminar.
La música en grupo tiene algo de embriagador, un gusto común que une más allá de lo racional, echando de menos esa sensación cuando aun la estás sintiendo.
Habrían unas cincuenta personas apiñadas delante del escenario improvisado en aquella alquería de la huerta, bailando, disfrutando con los músicos, sonriendo, notando que era un momento especial, y se contagiaban de ello.
Fue una gran noche.
Papa's got a brand new bag - James Brown